miércoles, 5 de diciembre de 2012

Historias para dormir... o despertar


Y me regalaron una plantita de besitos blancos,
 y yo, por supuesto me puse feliz de tener una nueva compañera a quien llenar de agua e historias

Además todo el mundo sabe que los besitos blancos son una flor tan bonita como los versos de Aurelio Arturo -e igual de perfectas -

y que a mi me hace feliz el verso que suena a canción y huele a jazmín de noche

podría mirar mis flores una vida entera y luego volver dentro de tres vidas mas  solo a seguir contemplándolas...

Son de un blanco casi etéreo con unas discretas rayitas rojas  que juguetean en sus pliegues como diciendo  “hey, no te creas tan  pura”…

Sucede que estaba el otro dia dándole sol y cantándole una canción de amor; (porque cuando le canto canciones tristes se arruga y dobla hacia adentro como diciendo ¡no me cuentes esas tristezas del mundo!  Pero cuando le canto de amores y sonrisas, sus rayitas rojas juguetean coquetamente entre las flores y éstas se abren muy grandes de cara a mi)

Esta canción era de un niño muy blanco y labios muy rojos que sonreía al sol y el sol alumbraba un-mundo-entero-alla-muy-lejos-donde-solo-su-voz-llegaba, y sobre unas chispitas de felicidad que tenía no-se-donde-carajos; y de repente un botoncito arrugado que apenas si asomaba del tallo -botoncito altanero- empezó a crecer y a abrirse, al principio muy lento, pero entre mas le cantaba con mas  ganas éste se asomaba a la luz hasta salir por completo; y yo, entre contenta e indignada no tuve mas opción que seguir cantando y ver, como sin pedir permiso esa paliducha se robaba mi corazón.

Y  esa es la historia adorable niño, de porqué  esta flor tiene pequitas y no rayitas rojas como el resto, y del porqué le canto a ella una canción diferente a la de las demás,  que fuera de mi sin ese botoncito altanero...